Un viaje soñado, una ayuda necesaria

¡Buenas tardes! ¡Desde Puertorreal los jóvenes del programa de Golden Hour estaremos haciendo dos viajes para Cuba! El primer viaje será el 1 de septiembre para llevar artículos de primera necesidad 🍎💊. El segundo viaje será en enero 2024 para ayudar en una labor social ✊🏼👷🏽🏗️. Los interesados en donar se pueden comunicar con Luisma o pasar diréctamente por Puertorreal. ¡Cualquier ayuda será bienvenida!

Así comenzó la breve historia que vamos a narrar en las siguientes líneas y que tuvo la feliz conclusión en los pasados días. Para no perder el ritmo de la narración lo haremos -en vivo- tal como la enviábamos al "chat" de WhatsApp con las familias que nos acompañaban desde Puerto Rico:

Día 1

Queridas Familias:

Es difícil de creer pero así fue todo:

Nos recibieron 20 personas con agua de coco y vídeos de lo que hacen en la parroquia. Almorzamos encantados y ahora nos estamos instalando.

Después de la recepción nos instalamos en una casa de retiro que fue antiguo seminario. Un diseño colonial español con planta cuadrada, patio central, las habitaciones alrededor del patio. Una imagen de la Virgen preside el jardín. Las habitaciones que íbamos a usar tenían nuestros nombres. Espectacular.

La siguiente actividad prevista era una Misa con el Arzobispo de Santiago de Cuba, Mons. Dionisio García Ibañez, en el Santuario de la Caridad del Cobre. Una Misa íntima en una capilla privada con la Virgen a pocos metros de distancia. Es una talla de madera que se venera desde el Siglo XVII. Le dijimos al Obispo que contara con la oración de todas las familias que acuden a Puertorreal por las necesidades de Cuba. ¡No nos dejen mal!

Sabiendo que éramos un grupo de una labor apostólica del Opus Dei,  el Arzobispo predicó sobre la llamada universal de la santidad y la respuesta a esa llamada en la vida ordinaria. Nos agradeció la visita y quiso hacerse la foto que adjunto.

Con Mons. Dionisio García, Arzobispo de Santiago
Sabiendo que éramos un grupo de una labor apostólica del Opus Dei, el Arzobispo predicó sobre la llamada universal a la santidad y la respuesta a esa llamada en la vida ordinaria.

Al terminar, cenamos con una mesa puesta con inmenso cariño y delicadeza. Alguien comentó: esto parece el comedor de Puertorreal. Ya saben que esto es mucho decir.

Tuvimos una hora de Adoración al Santísimo con más de 100 personas de la comunidad. La mayoría jóvenes. Se cantaron canciones seguidas de ratos de absoluto silencio. Conmovedor.

Al final, nos hicieron pasar al frente para presentarnos. Toda una aventura presentarse ante ese gentío. Pero creo que lo hemos hecho bien y hemos representado a Puerto Rico dignamente. 😂

Por si fuera poco, después de cena, tuvimos una tertulia con 16 jóvenes cubanos que estarán con nosotros permanentemente estos días. El párroco de aquí, que ha conocido el Opus Dei en varios centros del mundo, nos pidió que fuera así para que sus jóvenes vieran cómo se vive el espíritu de la Obra. ¡Menuda responsabilidad nos puso encima! 🤪🤪

Mientras nos preparábamos para dormir oímos rezar a las Monjas de la Congregación de la Madre Teresa de Calcuta que tienen un convento pared con pared de nuestras habitaciones. Les dijeron que nosotros veníamos y están rezando por nosotros. 😃😃

¿Se puede vivir más en 12 horas? No creo...

¡Mañana habrá más! 🤯🤯

Estamos felices.

Contamos con sus oraciones.

La mesa que nos recibió

Día 2

El viernes amanecimos a las 8.30 am con la Misa en el Santuario de la Caridad del Cobre. Se leyó el Evangelio en el que unos muchachos bajan por el techo a su amigo paralítico. Y el párroco dio una homilía vibrante sobre el valor de la amistad en nuestro camino hacia la santidad.

Al terminar, muchas familias se acercaban a dejar flores a la Virgen. La tradición es dejarle Girasoles. Llama la atención los arreglos florales, grandes y muy bien hechos, debe significar un sacrificio grande para esas familias poder darle ese regalo a la Virgen.

Hasta hoy, para muchos, Dios solo estaba en la Misa de los Domingos.

Después del desayuno, nos reunimos para una charla de formación que dimos entre varios de nosotros. Se habló de cómo santificar la vida ordinaria. A lo largo del día se nos acercaron varias personas para decirnos que había sido un descubrimiento la posibilidad de encontrar a Dios en el estudio, en la familia y en el trabajo. Hasta hoy, para muchos, Dios solo estaba en la Misa de los Domingos.

Dedicamos la mañana a visitar enfermos. No hay gasolina. Tener carro es impensable. Hasta una bicicleta es un sueño. Hay que caminar. Caminos de tierra por veredas montañosas y casas de cartón y madera. Algunas, gracias a Dios, de cemento.

El panorama de la enfermedad, siempre difícil, vivido en un contexto de tanta penuria material es desolador. Queda la esperanza que lleva la Parroquia de aquí: lavan ropa a los enfermos encamados, preparan comida, consiguen medicinas, les llevan los Sacramentos y toneladas de cariño y compañía. Fue especial ser parte de esto.

Queda la esperanza que lleva la Parroquia de aquí: lavan ropa a los enfermos encamados, preparan comida, consiguen medicinas, les llevan los Sacramentos y toneladas de cariño y compañía.

En la tarde llevamos al hospital de la zona dos sillas de ruedas   que trajimos desde Puerto Rico. Nos recibió el director del hospital con 5 o 6 enfermeras. Discurso del párroco. Discurso del Director del Hospital. Entrega de los donativos. Las sillas de ruedas irán a la sala de emergencias. En el grupo que está con nosotros hay médicos y enfermeros que nos dieron un recorrido por el hospital. Conocen a los demás empleados. La calidad humana y preparación profesional es alta. Se esfuerzan en circunstancias muy difíciles.

Luego subimos al cerro Cimarrón. Vistas espectaculares de las montañas que rodean el poblado. Se ven también las antiguas minas de explotación de cobre y oro. Ahí rezamos el rosario todos juntos. Nos turnábamos los misterios del Rosario entre los boricuas y los cubanos.

Cena. Hay dos jóvenes anfitriones que siempre están con nosotros. Para almuerzo y cena se van rotando dos distintos del resto del grupo. Al terminar las comidas, intentamos tener un rato de tertulia donde todos puedan sentir el espíritu de familia que nos enseñó San Josemaría.

A las 8.00 pm empezó la última actividad del día. Una sala repleta de adolescentes y universitarios. Serían como 60.

Nosotros 6 sentados al frente.

Los jóvenes fueron presentando distintas situaciones de la vida diaria para que nosotros dijéramos cómo se podría encontrar a Dios en cada una de ellas.

Era tan desafiante el escenario que les enviamos por WhatsApp la oración al Espíritu Santo que compuso San Josemaría. La rezamos entre todos, decenas de jóvenes pidiendo al Espíritu Santo que aquello saliera bien. ¡No es para menos! 😂

Intervinimos todos. Cada uno aportando su riqueza propia. Y creo que salió bien porque a pesar de preguntar varias veces por la hora, aquel "interrogatorio" duró 2 horas. 🤯🤯 😃

Ya!

Seguimos felices pero hay que dormir.

¡Mañana seguimos!
¡Contamos con sus oraciones!

En el monumento Cimarrón

Día 3
Queridas familias: 

Pura intensidad. No paramos.

Como ha sido habitual, comenzamos el día con la Misa en el Santuario de la Virgen del Cobre. Se notaba muchísima más gente que otros días. Me explicaron que es porque los fines de semana muchas familias llegan al Santuario a rezar a la Virgen. Le ofrecen sus hijos recién nacidos, sus títulos universitarios recientemente obtenidos, acciones de gracias por curaciones recibidas, etc. Vienen de toda Cuba, recorriendo grandes distancias pata hacer su ofrenda a "la Virgencita". 

La mañana fue de limpieza de un terrero donde viven algunas familias en situaciones realmente dramáticas. Machete, rastrillo y recoger el monte. Aquí quedó en evidencia que ninguno de los asistentes de Puerto Rico teníamos mucha experiencia al respecto. Hubo risas de lo que tardábamos picando un arbusto. 🤣

Al volver nos recibieron con una sopa riquísima. Lo preparan en una olla enorme para repartirlo entre las personas más enfermas de la comunidad. Se les entrega junto a su ropa limpia lavada en la parroquia. Hay una lavadora sencilla para una primera limpieza básica, luego se lava a mano y se tiende al sol. Todo lo hacen voluntarios de la parroquia. Mientras se lava la ropa, se baila salsa y se "comprueba" la calidad de la sopa. Al final las voluntarias quisieron hacerse una foto con nosotros.

Mientras estábamos en esto, P. Juan Ignacio estuvo bautizando niños en el Santuario. Hay bautizos todos los sábados. De niños y adultos. Nos explicaron que durante los primeros años de la revolución comunista, las limitaciones a la Iglesia impidieron que mucha gente se bautizara. Con el paso de los años y la flexibilización de las restricciones, hay muchos volviendo para recibir el sacramento. Hay más de 100 adultos preparándose para el Bautismo.

Y llegó un momento que nadie se imaginaba. P. Rogelio (el párroco) nos pidió disfrazarnos de payasos para compartir con el grupo de niños con necesidades especiales que apoyan desde la parroquia. Que aventura! Verán las fotos. Puras risas: nuestras y de los niños. 

Fútbol. No puede faltar en un buen plan 😃. Y esta vez no fue la excepción. Gran partido. Descalzos y con la pelota que llevamos desde Puerto Rico. En un campo con cabras y vacas que pasan ocasionalmente. Gran nivel de fútbol en Cuba. 

Antes de cenar, P. Juan Ignacio nos predicó una meditación. Quizo recordarnos la importancia de materializar la vida cristiana. Que los deseos de santidad no queden en puro deseo. 

Y terminamos el día.... en verdad no....

Quedaba todavía una tanda de formación para matrimonios. Nos quedamos P. Juan Ignacio y yo. Hablamos del matrimonio como vocación y de la igualdad fundamental entre hombres y mujeres. Hubo parejas desde un año hasta 44 años de casados. Juventud y Experiencia compartiendo. Risas abundantes con quien afirmó que sabía que su esposa estaba enferma cuando pasaba más de 10 minutos sin darle una orden. A mitad de sesión se fue la luz. Continuamos como si nada. Al final, un brindis: una copa de vino y galletas María.

Mientras pasaba lo anterior, los muchachos boricuas y cubanos se fueron a pasear por el pueblo juntos. Llegaron contentísimos habiendo compartido ilusiones y dificultades. La conclusión es que estés donde estés toca luchar para ser santos. 

Si. Si te lo estabas preguntando... nos acostamos tardísimo. Pero contentos. 

Contamos con sus oraciones

Los payasos en acción

Día 4.

Al terminar la Misa, subieron al altar los universitarios que se habían graduado en Diciembre. La parroquia rompió en aplausos y el Párroco les dio una bendición especial. Luego ofrecieron sus títulos a la Virgen. Hemos compartido con varios universitarios y cada historia daría para una película. Graduarse de la universidad es una auténtica proeza.

Desayunamos rápido porque nos esperaba un grupo de jóvenes entre 11 y 14 años. Habían preparado preguntas sobre cómo encontrar a Dios en su día a día. Todos hemos podido aportar y como en el grupo boricua hay dos hermanos, han puesto ejemplos de cómo manejan su propia relación y fue muy divertido.

Pausa. Por primera vez desde que llegamos hubo una pausa de algunas horas. Hubo distintos planes: siesta, paseo por el pueblo y otros se juntaron a ver el Real Madrid vs Barca. En estos espacios se comparten historias increíbles. Ya las escucharán directamente de cada uno.

La casa parroquial tiene un buen salón donde nos reunimos para ver algunos vídeos de Puertorreal y sobre el Opus Dei.

Luego nos juntamos a hacer oración. Fue en la Capilla de la casa parroquial. Antes, compartimos experiencias de cómo rezar. Entramos a la capilla. Unos 30. Todos, apretados, ante un Sagrario de Madera, en silencio.

Para cerrar el día, nos esperaba un encuentro con universitarios. Una conversación dinámica. Fueron saliendo las dificultades que enfrentan, sus visiones del futuro, los retos que han superado. También nosotros compartimos experiencias. Casi dos horas duró el encuentro.

"Aquí mucha gente envía cosas, pero además de eso necesitamos ver personas alegres"

Cuando llegamos el P. Rogelio nos dijo que quería ante todo que el pueblo compartiera experiencias con nosotros. Nos pidió que transmitiéramos esperanza. "Aquí mucha gente envía cosas, pero además de eso necesitamos ver personas alegres", nos dijo al llegar.

Siento que por ahora lo hemos conseguido.

Sigan rezando!


Día 5

Aventuras. Una tras otra.

Una señora ¡con 9 de miopía!, sin espejuelos. Algunos lloraron al recibirlos. Momento impresionante.

Entrega de espejuelos. Trabajadores de la educación, de la salud, del hogar, de la industria. Sin espejuelos desde hace años. La oftalmólogo que estuvo con nosotros está haciendo una segunda especialidad porque al no haber espejuelos en toda la provincia, está sin trabajo. 

Una señora ¡con 9 de miopía!, sin espejuelos. Algunos lloraron al recibirlos. Momento impresionante.

Reunión con los padres de los muchachos. Fue iniciativa nuestra. Contarles lo que habíamos trabajado con sus hijos para que ellos puedan darle continuidad:  Unidad de vida. Santificación del Trabajo. Dirección Espiritual. Conceptos que hace una semana solo estaban en los libros, ahora están en la vida de estas familias. Recemos para que den fruto.

Paseo por la ciudad de Santiago de Cuba. Está a media hora del pueblo del Cobre donde nos hemos quedado. Catedral. El Morro (de aquí). Casa más antigua de Cuba. Paseo de las Entramada. Algunos de los muchachos cubanos no habían estado. Alegría. Conversaciones por las aceras que nadie olvidará. De esas que cambian vidas.

Brindamos para que cada joven sepa superar cara Dios todas las dificultades que la vida les pone por delante.

El paseo terminó en un restaurante con vista al mar. Los gastos cubiertos por nosotros. Mojito. Comida. Postre y Cidra con brindis. Una locura. Los treinta juntos. Copas levantadas. Vista al mar que une Cuba y Puerto Rico. Brindamos para que cada joven sepa superar cara Dios todas las dificultades que la vida les pone por delante. Y ahí nos quedamos. Nadie quería irse pero había que irse. 

Luego de la derrota boricua en las canchas de fútbol, había que recuperar el prestigio en el baloncesto. Cumplimos. Un canasto. Otro canasto. Stop. Alguien del barrio se trepa en el tubo del canasto. El aro se había caído. Un alambre. Una escalera hecha a mano. Y en diez minutos estábamos jugando de nuevo.

Next stop: la cancha de Baloncesto.

Terminemos por el principio. Levantarse. Misa con las vecinas: las monjas de la Madre Teresa de Calcuta. Varias extranjeras. Todos sin zapatos. Sentados en las esterillas de madera. En la pared, un crucifijo. En el lateral, un cuadro de Santa Teresa de Calcuta. Fin de la Misa. Fila para besar una reliquia de la Santa. Argentina. Guatemala. India. Venezuela. España. Puerto Rico. Cuba. Entre todos, siete nacionalidades. Tres continentes. Laicos, solteros, casados, monjas y sacerdote. Para sentir a fondo la universalidad de la Iglesia. Su riqueza. Su vitalidad.

Y esto es solo lo que se puede contar en público....

Gracias por sus oraciones, sigan rezando.

Entre todos: siete nacionalidades y tres continentes.

Día 6

Escribo ya desde Miami.

Quedan unas horas y estaremos de nuevo en Puerto Rico.

Sabes que algo grande ha sucedido cuando cuesta tanto despedirse de gente que conociste hace seis días.

Para hacerse una idea: Seis muchachos del grupo quisieron hacer el viaje de dos horas (ida y vuelta) para acompañarnos hasta el aeropuerto. Otro grupo se acercó en la mañana al lugar de salida para un último abrazo. Y eso que anoche estuvimos juntos hasta las doce de la noche. Ya entrando al aeropuerto llegó una videollamada del último que quería decir desde la universidad: ¡gracias por todo, los quiero mucho!

Me parece que ya lo he dicho: pasaran semanas para procesar lo vivido.

Los últimos dos días, el P. Rogelio quizo que los compartiéramos en una casa de Campo. Una hora de autobús. Música y alegría. Quince cubanos y nosotros. Convivencia intensa. Conversaciones profundas. Sueños que se comparten a las tres de la mañana. Miedos que se dicen mientras se espera el turno para jugar volleyball. Alrededor de una mesa, tomando café. Queda claro que todos queremos ser felices. Queda claro que no es  fácil lograrlo.

Mundos tan diferentes. Anhelos tan parecidos.

Antes de volver al pueblo del Cobre, Misa. Las cordilleras cubanas hacen de retablo. Las banderas de Cuba y Puerto Rico a los lados del altar. Son como nosotros: distintas pero iguales. Las voces medio desafinadas del coro completan la escena. Y todos tenemos la sensación de estar rezando por los mismo: que lo vivido cale hondo en nuestra vida.

Sesión formativa de síntesis. Lo aprendido por unos y por otros. Ideas para seguir apoyándonos desde la distancia. Propósitos personales de mejorar.

Una hora más de autobús. Esta vez, no hay música. Todos dormimos porque la noche anterior tuvo pocas horas de descanso. Algunos hablaron hasta las seis de la mañana.

Cenamos. Encuentro con los adultos que están recibiendo catequesis para Bautismo, Comunión y Confirmación. Más de 70 personas. Transmitan alegría y esperanza nos había pedido el párroco. Hicimos lo mejor que pudimos. Creo que lo logramos.

Y a las nueve de la noche.... empieza el show musical de despedida que el pueblo quería ofrecernos. Música. Baile. Más música. Más baile. Bailó todo el mundo. Alguno se salvó, porque se escondió, pero no era fácil.

Luces apagadas.

Cada uno de los boricuas se fue a pasar la noche en casa de alguno de los cubanos.

Esto lo contará cada uno, pero seguro tendrán mi misma experiencia: ¡cuánto cariño! Baño con agua caliente calentada en la cocina. Cena y desayuno preparado con inmensa ilusión. Cerveza en la cena, que es solo para ocasiones excepcionales. Café en el desayuno, cosechado y tostado en el patio de la casa. Cariño puro. Cariño auténtico. Del que te hace feliz.

A las siete a.m. de hoy estábamos en la Casa parroquial para la Misa. Desayuno con los que se habían acercado a despedirse. Amigos. Pan. Mantequilla. Café. Nada más y nada menos.

Se alargaba el desayuno. Nadie quería irse pero el avión no espera. Subimos al Santuario para despedirnos de la Virgen de la Caridad del Cobre.

Toca el turno del Párroco que emocionado dio un abrazo fuerte a cada uno.

Autobús. Una hora. Aeropuerto.

Despega el avión.

Adiós Cuba.

Dimos lo mejor de nosotros. Los cubanos, también. Así, solo pueden suceder cosas muy grandes.

Gracias a todos los que lo hicieron posible.

¡Sigamos rezando! Por nosotros. Y por ellos.

¡Hasta el año que viene!